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23 dic 2010

Los hijos más pequeños de Dios


No puedo creer en una religión que se imponga a base de terror, que quite vidas, que coarte la libertad de quien osa contradecirles, que no considere a una mujer digna de dar los sacramentos, que atesora riquezas, que produce más culpas que consuelos y encubre a criminales, todo en nombre de un dios cruel y vengativo que ellos inventaron.


No, no puedo creer en una religión, pero eso no significa que no sea una mujer de fe, creo que existe un Ser Supremo, que es el origen y el fin de todo, creo en la buena voluntad que aún existe en el corazón de las personas, creo que en verdad nació no un salvador, sino un hombre revolucionario, que tenía una mente más desarrollada que nadie y cuya alma era perfecta.


Si nació o no el 24 de diciembre de hace 2010 años, eso no lo sé, lo que en verdad trasciende ahora, no es lo que una religión nos quiera hacer creer, lo que prevalece, es la fe y esperanza que un ícono le da a miles de almas que buscan un consuelo, a todos aquellos que nos aferramos a creer que existe la posibilidad de poder ser mejores siguiendo sus magnificas enseñanzas de humildad, sí, creo en Jesús, pero no veo en él a un ser etéreo, perfecto, e impoluto, yo veo a un hombre que vino a dar el ejemplo de que podemos ser libres de mente, espíritu y cuerpo y que eso, nos hará también dignos hijos de su padre, de ÉL, a quien algunos llaman Dios.

Porque creo que todos somos producto de La Energía del Universo y de La Madre Tierra, y el simple hecho de ser parte del TODO nos hace divinos, únicos e irremplazables.


Qué más da la religión que cada quien decida profesar, lo que yo creo que en verdad nos acercará al Creador, cuando llegue la hora, serán nuestras buenas acciones y la tranquilidad de nuestras conciencias, si llegamos o no a los brazos de un Ser Superior, eso nadie lo puede saber, pero sí creo que al final de nuestro andar por esta vida, cuando demos el último suspiro y cerremos para siempre los ojos, lo que le dará la paz eterna a nuestra alma, será la certeza que de que el seguir nuestras convicciones, no le causó daño a nadie, y la tranquilidad de saber que mientras vivimos, hicimos lo correcto.


Crean lo que crean, les deseo que haya paz en sus corazones y prosperidad en sus vidas, y que sientan en su alma la grandeza que da saber que somos los pequeños hijos de Dios