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10 may 2011

Esplendida


Algo de lo mucho que le agradezco a mi madre, es el hecho de que jamás se metió en mi vida privada, nunca me presionó con letanías como “aprende a cocinar, para cuando te cases” o “ mira, guardé tu ropón de bautizo para cuando bautices a tus hijos”

Esas ideas de que yo tenía que casarme y tener hijos para ser una mujer plena y realizada, nunca fueron sembradas en mi mente por mi madre, lo que me inculcaba religiosamente, era que estudiara, que estudiara y que estudiara, debió de ser una decepción terrible para ella verme dejar la carrera para casarme, pero aún así, no se metió en mi decisión de seguir al hombre de mis sueños, en vez de concluir los sueños que tal vez, eran los suyos, ella fue una hija de familia provinciana y numerosa y por mucho tiempo creí que debió de ambicionar más en su vida que simplemente dedicarse al hogar, al marido y a los hijos, y también, por mucho tiempo creí, que mis logros serían como si fuesen suyos, y no estaba tan equivocada, pues ahora sé que el hecho de que yo sea feliz con lo que hago y como vivo, es algo que la hace feliz a ella, y no le importa que no haya llegado yo a ser una eminencia que descubra la cura de una enfermedad incurable.

Cada vez son más frecuentes las mujeres que buscan primero la realización profesional que personal, aunque francamente, creo que la delgada línea que separa lo profesional de lo personal está cada vez más y más difuminada, puesto que ser una exitosa profesional lleva implícito un logro personal.

Cada vez sé de más mujeres que postergan la maternidad hasta lograr un postgrado, y cada vez son más las que se niegan a seguir el estereotipo de la ama de casa que solo vive para satisfacer las demandas de una familia y un hogar.

Pero también está la contraparte, una cantidad impresionante de adolescentes que se embarazan antes de acabar la secundaria, he llegado al punto de creer que el paso que dan estas muchachitas, no se debe solo a la falta de educación sexual, sino al deseo de tener su hogar propio, en vista de que el modelo típico de una familia ordinaria está cada vez más decante.

Y por otro lado, tenemos a las mujeres que consideran que no es necesaria la presencia de un hombre en sus vidas para sentirse satisfechas, es decir, las mujeres homosexuales, que curiosamente algunas veces sí tienen la necesidad de ser madres para cumplir un anhelo.

Pero que más da si se es una profesionista exitosa, una ama de casa convencional, si se tiene pareja, si se es soltera, se es lesbiana, o se tienen o no hijos, lo que en verdad hace esplendida a una mujer, no es su estado civil, sus logros académicos, sus preferencias sexuales, o la capacidad de reproducción de su útero, lo que, desde mi punto de vista, hace fantástica y esplendida a una chica, es que sea segura de sí, se ame a si misma y se sienta satisfecha con la vida que eligió vivir.

Y supongo que si mi madre decidió quedarse en casa para darnos un hogar fabuloso, y hacer de la maternidad una profesión, es porque eso la hacía feliz, lo cual ante mis ojos la convierte en una autentica mujer esplendida.